Es necesario introducir la genética en la ganadería bovina para poder competir con otras carnes, y esto, porque las de pollo y cerdo se están comiendo nuestro almuerzo.

 

Así lo manifestó Gabriel Jaramillo, gerente de la hacienda San José y líder de la Cía de Meloramiento, proyecto de producción con el que produce hace varios años ganado bovino de raza Nelore bajo la modalidad de ciclo corto al estilo de los grandes productores de Brasil.

 

Continuando con los espacios de formación que vienen ofreciendo todos los sábados de este mes, el gremio trae la charla Clasificación lineal como herramienta de mejoramiento en los hatos lecheros.

 

El Manual práctico del ganadero de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) propone que el criador de vacunos debe reflexionar sobre el tipo de animal que desea tener para sacar el producto determinado con la máxima rentabilidad y conservando el medio ambiente.

 

A pesar de que fue publicado hace más de una década, todavía persisten paradigmas que el texto propuso reevaluar, como buscar el rendimiento individual de la vaca lechera o animales de gran tamaño. En cambio, propone la talla media tanto para bovinos de carne como de leche:

 

Los predios que cuentan con la certificación en Buenas Prácticas Ganaderas (BPG) generan indicadores de sostenibilidad ambiental que sobrepasan, de manera considerable, a los que aún no tienen dicha condición.

 

Este factor es de gran trascendencia para la ganadería bovina colombiana pues en pleno escenario de globalización de mercados, la medición de sostenibilidad ambiental se ha convertido en un factor de presión de la competitividad para garantizar la inocuidad de los productos.

 

Así pues, el primer trimestre de 2020 registró una cantidad de cabezas de ganado similar al mismo periodo del año pasado, con la diferencia de que el rubro de exportación compensó la caída en el consumo interno.

La decisión se tomó luego de realizar una auditoría en el mes de febrero para verificar las condiciones de las plantas de beneficio animal y los controles a través del sistema de inspección oficial, en cabeza del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima).

 

Los ganaderos de algunos departamentos se encuentran seriamente preocupados debido a que durante la crisis sanitaria producida por el contagio de COVID-19 se ha reducido de forma drástica el consumo de carne de res. Todo esto, ligado a que en los hogares no se consume en iguales cantidades y que en los establecimientos públicos y comerciales no se está demandando la proteína como antes de la cuarentena.

 

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