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36º Congreso Nacional de Ganaderos

Con ese sentido de trayectoria, de pasado enaltecedor, pero también de propósito y de construcción de futuro, hemos acuñado el lema de este congreso: “Fedegán… ¡siempre!”, dos palabras que encierran un mensaje de permanencia, un homenaje al tesón y la constancia, la orgullosa respuesta de la razón frente a la sinrazón del atropello…, un canto de esperanza.
 
Y no es apenas un juego de palabras bonitas, es un sentimiento. Tomo prestado el himno nacional para proclamar que, para Fedegán, “cesó la horrible noche”; terminó, por fin, la persecución más enconada que gobierno alguno haya emprendido contra una organización de la sociedad civil, solo por pensar diferente y no prestarnos a ser corifeos de su mal negocio –que no negociación– con las Farc.
 
Saludo el anuncio del presidente Duque de gobernar para todos, porque durante los últimos años fuimos aislados y se gobernó contra Fedegán. Le doy la bienvenida al Gobierno Nacional, con el presidente a la cabeza, a sus ministros y a las entidades del sector agropecuario, por su regreso a esta gran reunión ganadera, porque lo que hubo hace dos años fue la prohibición expresa de asistir. Acojo, por supuesto, la invitación presidencial a pasar la página y a buscar la unión para construir entre todos el futuro. Por ello invito a los ganaderos a nuestro 36º Congreso Nacional; los exhorto a participar con altura y debatir con argumentos, no para quedarnos en la confrontación, sino para encontrar soluciones a los graves problemas que hoy afronta la ganadería.
 
El primero es la reinfección de fiebre aftosa y, de paso, invito a los ganaderos a colaborar con el actual ciclo de vacunación, como la mejor manera de avanzar en soluciones. Para recuperar el estatus suspendido es necesario actuar con premura y rigor técnico. Por ello Fedegán ha puesto a disposición del Ministerio de Agricultura y del ICA, la idoneidad técnica del equipo que participó en la concepción del Programa Nacional de Erradicación y lo ejecutó desde 1997, hasta lograr la certificación de país libre en 2009 y preservarla luego hasta 2016, cuando fue despedido con la liquidación del Fondo Nacional del Ganado. Al año siguiente comenzó el desastre.
 
Vamos a insistir en los pendientes. En la trazabilidad, como garantía de calidad al consumidor y exigencia de los principales mercados. Por las mismas razones insistiremos en un Sistema de Inspección, Vigilancia y Control que funcione, hoy a cargo del Invima, una entidad adscrita al Ministerio de Protección y desconectada del campo y su problemática. A pesar de la difícil coyuntura, como Luther King, también “yo tengo un sueño”: llevar carne y leche colombianas a Europa, Estados Unidos y muchos otros mercados.
 
Para ello, mantendremos levantadas las banderas de la ciencia, la tecnología y la innovación como factores de cambio, y de una ganadería rentable y respetuosa de la naturaleza, porque ese es el futuro.
 
Y claro, reivindicaremos nuestro derecho, en cumplimiento de la ley, a ser la entidad administradora del Fondo Nacional del Ganado, que debe resurgir, como el Ave Fénix, para continuar siendo la vanguardia de la nueva ganadería colombiana.
 
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