El panorama de la ganadería en Norte de Santander es gris oscuro y la tendencia es que sea negro si no se le presta atención a lo que viene ocurriendo en materia de salud animal en esa zona del país. (Lea: Temor en Norte de Santander por la prevalencia de la fiebre aftosa)

 

Andrés Hoyos Arenas, miembro del Comité de Ganaderos departamental, Coganor y representante ante la junta directiva de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, por dicha región, habló sin pelos en la lengua sobre las dificultades que viven los productores ubicados en zona fronteriza.

 

Indicó que la situación de los ganaderos nortesantandereanos no ha cambiado en lo más mínimo, la única diferencia con el estado de cosas que tenían antes de la aparición del foco de fiebre aftosa del año pasado, es que no se ha modificado nada del estatus sanitario que se denomina zona de protección.

 

“Nosotros nunca –en la historia de Norte de Santander– hemos tenido la fortuna siquiera de disfrutar un día del estatus que disfruta el país de ser libres de fiebre aftosa con vacunación”, lamentó. (Lea: Tras un alza significativa, sacrificio en Cúcuta podría volver a caer)

           

Lo que generó la aparición de la enfermedad en San Faustino, según Hoyos Arenas, es que los ganaderos no puedan ni siqueira llevar animales en pie para que sean sacrificados en las plantas de Santander. Es decir, no pueden comercializar ganado al interior del país y tampoco consumir el que producen porque llega de contrabando “y las autoridades lo permiten, el ICA lo permite, la Polfa lo permite, sin que genere mayores acciones”.