Lo cierto es que la cifra de precio del ganado gordo promedio en subastas se contrajo otro 2 % en la última semana.

Mientras tanto la solicitud de Fedegán, así como de otros gremios regionales, a la Superintendencia de Industria y Comercio - SIC para que estudie la posible configuración de una especulación por parte de intermediarios, no ha tenido respuesta.

Y en ese río revuelto los contradictores de la ganadería piden que se prohíba la exportación de ganado para que baje el precio de la carne, y los animalistas hacen lo suyo insistiendo en que se prohíba la exportación para evitar el maltrato de los animales.

Los primeros olvidan o desconocen la reciente experiencia de Argentina de la medida de prohibición de la exportación de determinados cortes, que no logró su cometido; o las mismas experiencias de Colombia demostradas por Fedegán.

Para los segundos quedó en evidencia que los argumentos que se expusieron en el proyecto de Lay 103 por parte de la senadora Andrea Padilla -al señalar la extrema crueldad por el maltrato de los animales en los barcos-, no tienen fundamento. Primero, como dice la misma autora del proyecto en su exposición de motivos, “lamentablemente, existen pocas imágenes de barcos con animales colombianos. Sin embargo, las imágenes disponibles muestran que los animales que parten de nuestro país se embarcan en las mismas condiciones de extrema crueldad”; y segundo, por su negativa de comprobar por ella misma esa falta de pruebas de cómo se exporta ganado en Colombia.

Esa negativa evidenció que no es genuino su interés por la defensa de los animales. No podía aceptar la invitación que le formulara públicamente el presidente ejecutivo de Fedegán de ir a ver un embarque de ganado en Cartagena y de irse en el barco para que ella misma validara sus tesis o, por el contrario, se retractara de los argumentos de su proyecto. Aceptar la invitación haría que se quedará sin proyecto.