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¿Por qué deberíamos hacer nuestra propia selección genómica en ganadería?

Tal como contó Juan Pena Alberdi en el Portal Veterinaria, luego de la secuenciación del genoma humano, en 2004 se secuenció el bovino. Posteriormente, en 2007 comenzó la comercialización de un chip para conocer la información de cada vaca o toro (aproximadamente 200 euros).

 

En el animal, aún no es posible identificar el lugar donde se encuentran estos genes ni sus variantes, ya sean buenas o malas, como indicaron los MV Carlos Ortiz y Sandra Monroy de México. (Reportaje: El control lechero es necesario para que la ganadería no se estanque)

 

En cambio, “cerca de los genes se encuentran pequeñas partículas reconocibles de ADN que tienen casi el mismo factor hereditario del gen mismo”, que reciben el nombre de marcadores. Por años, las empresas de inseminación artificial han trabajado en el uso de estos marcadores.

 

Al identificar la posición del genoma de una vaca, se hicieron disponibles muchos marcadores y en 2007 estas empresas empezaron a implementar la selección genómica. Mediante el uso de una cantidad de marcadores, es posible seguir el factor hereditario de casi todos los genes.

 

 

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