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Ponga a funcionar sus sentidos para evaluar el heno

“Es importante realizar una evaluación organoléptica mediante los sentidos de la vista, olfato y tacto”, afirma Gastón Urrets Zavalía –investigador del INTA Manfredi, Córdoba. Así, se podrán determinar la madurez o estado fenológico, la foliosidad y los indicadores de daño.
 
Si bien la madurez no es fácil de ser estimada en forraje ya enfardado, la presencia de botones florales, flores y frutos en el heno da una idea del estado en el que fue cortado el cultivo, el cual está altamente correlacionado con el valor nutritivo que aporta la alfalfa. (Lea: La calidad del heno de alfalfa según INTA
 
En cuanto a la determinación de foliosidad, el especialista aseguró que la estimación de la proporción de hojas en el heno es un buen indicador, ya que las hojas son la porción de mayor calidad, porque contienen aproximadamente el 70 % de la proteína, el 90 % del caroteno y más del 65 % de la energía digestible presente en la planta de alfalfa.
 
Con respecto a los indicadores de daño, por un lado, se considera la detección de materiales extraños que permite estimar el grado de contaminación con malezas, rastrojos de alfalfa y de otros cultivos, rocas, tierra. A su vez, el olor y la presencia de hongos cumplen un rol importante.
 
“Éstos parámetros, junto con el color, están estrechamente relacionados con la humedad con la que se enfardó y la temperatura alcanzada durante el almacenamiento. Calentamientos por encima de 50 °C, consecuencia de respiración microbiana, son seguramente provocados por un enfardado con excesiva humedad”, advirtió el investigador.
 
 
 
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