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La violencia vestida de paro armado vuelve a ensañarse con los productores del campo

La historia se repite. Esta vez por causas indefendibles, miles de productores del campo que proveen bienes esenciales para llevar a la mesa de los colombianos, recibieron el impacto de la brutalidad de un paro armado que golpea sus menguados recursos. Asi lo indican muchos ganaderos que se ven impotentes ante el temor y la violencia de las armas.

 

El sector agropecuario se detuvo en su totalidad durante los cuatro días de paro armado y sólo hasta este lunes comenzó de manera gradual a restablecerse las labores de campo,indicó el Presidente Ejecutivo de Ganacor, Humberto Lora.

 

Agregó que todos los renglones de la ganadería, tanto lechería como ceba, cría y levante, así como movimiento de subastas de ganado se paralizaron.

 

Más de 7.000 reses no se pudieron comercializar en las subastas ganaderas porque alcanzaron a enviar los animales. Cuando estalló el paro las subastas se quedaron con animales en los corrales, por lo que sacaron un comunicado declarando que no se hacían responsables de los animales pero sí los iban a cuidar.

 

De hecho abastecieron al ganado con heno o con silo mientras se normalizaba la situación. En Subastar en Montería quedaron 524 animales sin entregar y este lunes se realizó el procedimiento. (Lea: El paro hizo más mella en el sacrificio bovino que la pandemia)

 

Además, los transportadores de leche que iban a recoger la producción en el departamento dejaron de hacerlo por temor a que les quemaran los vehículos y el producto se comenzó a acumular en los tanques fríos y llegó un momento en que debió regalarse o botarse. Cerca de 4 millones de litros que no se vendieron y que representaron pérdidas superiores a los $7.000 millones.

 

 

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