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La huella que ha dejado en la agricultura el cambio del clima

La temperatura media y las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera fluctúan desde siempre. De hecho, en un ciclo de cientos de miles de años se produjeron diferentes climas, producto de cambios en la superficie terrestre –diferente ubicación de los continentes– y en la órbita alrededor del Sol, lo que modificó el balance de radiación del sistema climático. Lo cierto es que, en los últimos años, la Tierra registró un aumento de 0,94 °C y, según el Panel Intergubernamental de la ONU sobre Cambio Climático (IPCC), existe una altísima probabilidad de que eso se deba a las actividades humanas.
 
La atmósfera es el escudo invisible que recubre el planeta. Compuesta por nitrógeno, oxígeno, dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, entre otros gases, esta capa que protege la vida en la Tierra, no solo evita que la radiación solar impacte directamente, sino que además, –gracias a su composición– la temperatura media de la superficie ronda los 15 °C. (Lea: Ganadería con adaptación al cambio climático)
 
Si bien se trata de procesos complejos que se desarrollan en el transcurso de varios años, “cuando la composición de la atmósfera es modificada natural o artificialmente, cambia la reflexión y absorción de energía solar y, como resultado, se obtiene un clima distinto”, señaló Mario Núñez, profesor en Meteorología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del Conicet, quien aseguró que “el clima está en permanente cambio”.
 
 
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