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El pacto agrario podría ser una oportunidad para el campo: Fedegán

Si es independiente de lo pactado en La Habana, el Pacto es un momento único para convertir la voluntad popular en política publica con resultados: Lafaurie.

Septiembre 12 de 2013. Vamos a hacer un acto de fe frente al proceso que se inicia con la convocatoria del Gobierno al Pacto Nacional Agrario, porque consideramos que, a pesar de las tentativas de infiltración violenta de las Farc, las movilizaciones que llevaron al Gobierno a esta decisión tuvieron su origen, esta vez si, en los habitantes y los productores del campo (pequeños, medianos y grandes), perjudicados por igual por la falta de una política agropecuaria, carencia que el mismo Presidente de la República ha reconocido públicamente. Así se refirió el presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie, a la decisión del gremio de asistir y participar en las deliberaciones del Pacto Nacional Agrario.

Añadió el dirigente ganadero que esta puede ser una gran oportunidad para el campo, oportunidad que no solo se merece, sino que constituye un derecho de la Colombia rural y una obligación del Estado para enmendar la plana y corregir el desequilibrio del modelo de desarrollo, que ha marginado a la vida rural y la producción agropecuaria durante décadas.

No obstante, el presidente de Fedegan se refirió a algunas condiciones para convertir esta coyuntura difícil en oportunidad. La primera, afirmó, es voluntad política que se convierta en recursos, suficientes y garantizados para llevar al campo el desarrollo que se le ha negado durante medio siglo. Estamos cansados de titulares y promesas incumplidas. Los ganaderos advertimos que sin reconversión apoyada desde el Estado, la oportunidad de los TLC se convertiría en pesadilla, pero fuimos tildados de apocalípticos, y los Conpes, los decretos y las leyes (que si los hubo) se quedaron en el papel. Es un momento único para convertir la voluntad de los productores rurales en política pública, y la política pública en acciones y resultados.

La segunda condición es despojar el debate del pernicioso discurso de la lucha de clases, alentado desde La Habana y algunos sectores radicales. Hay que superar la falsa disyuntiva entre pequeños y grandes. Al igual que en las ciudades, donde hay humildes tenderos y grandes supermercados, ambos con derecho a las condiciones para desarrollar su actividad, en el campo pueden cohabitar el pequeño productor y el gran empresario, porque a todos los afecta la falta de política agropecuaria y el olvido del Estado. Fedegan, precisó Lafaurie, en la medida de sus posibilidades, nunca ha dejado de atender al pequeño productor, no solo por su enorme aporte productivo, sobre todo en el renglón lechero, sino porque su bienestar es factor determinante de la cohesión social.

Una tercera condición tiene que ver con que este espacio de discusión, como quiera que surge de una verdadera movilización popular, sea independiente de las negociaciones con las Farc y no se contamine con los acuerdos parciales, todavía desconocidos, en el tema agrario. Si se pretende utilizar el Pacto Agrario para validar lo negociado, se habrá perdido esta gran oportunidad. Si en lugar de hablar de disminución de costos de los insumos, los combustibles y la energía; de distritos de riego y vías terciarias, de crédito de fomento, de organización de la producción o del apoyo a la asociación productiva de los pequeños y medianos, y a sus alianzas con la producción empresarial; es decir, si en lugar de mirar hacia delante, el debate vuelve a caer en el terreno fangoso de la reforma agraria para profundizar el minifundio improductivo, o de las Zonas de Reserva Campesina para garantizar el dominio territorial de las Farc y, de paso, mantener al campesino en la pobreza, aislado de la competitividad y los mercados, estaremos nadando contra la corriente y desaprovechando las oportunidades para convertir a Colombia en una potencia agropecuaria donde quepamos todos. Ese es mi acto de fe, concluyo Lafaurie.
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