Agrosavia ha desarrollado una amplia oferta forrajera para el trópico alto
Publicado por Fedegán on Monday, 21 October 2019
Explica que el uso de monocultivos asociados a la estacionalidad forrajera, propicia que en épocas climáticas extremas de lluvias o intensos veranos, se disminuya la capacidad de rebrote y crecimiento del forraje cultivado en la finca haciendo que este pierda su calidad nutricional y vigor, y quede expuesto al ataque de plagas y/o enfermedades.
Así mismo expone que la gran mayoría de estos sistemas en trópico alto se basan principalmente en praderas de Kikuyo (Cenchrus clandestinus Hochst. ex Chiov.), una gramínea de buena adaptación en los predios ubicados entre los 2750 y 3063 msnm. (Lea: Forraje, el futuro de la ganadería)
Cardona señala que el kikuyo en la actualidad registra una baja productividad debida, entre otros factores, a las deficientes prácticas de manejo en la fertilización y al sobrepastoreo, conllevando a una progresiva degradación de las praderas, pérdidas en fertilidad y daños en las propiedades físicas, con aumentos en compactación y reducción en el flujo de nutrientes en el suelo.
Lo anterior, y de acuerdo con él, se traduce en una baja capacidad de transporte de nutrientes y absorción de los mismos por las plantas; factores que se reflejan en un bajo desarrollo radicular, baja producción de forraje, baja capacidad de carga y producción animal de las praderas.
Ante estas problemáticas, diferentes entidades han aunado esfuerzos en el desarrollo de nuevas alternativas de producción sostenibles para mantener una oferta abundante de forrajes de buena calidad nutritiva a través del año, reducir la cantidad de suplementos comerciales en los hatos, aumentar la productividad animal y reducir los costos de producción.