Sin embargo, esta curación no llegará a producirse en todos los casos. Así mismo, en el momento del parto se pueden producir distocias, y, por tanto, no solo puede afectarse el ternero, sino también la madre, sobre todo si es primípara.

Así se plantea en un trabajo de la facultad de veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, en donde se indica que en caso de que los animales afectados sean terneros holstein no es aconsejable destinarlos a reposición, puesto que existe el riesgo de presentación de la patología en la descendencia debido al posible carácter hereditario de la misma, por lo que queda a elección del ganadero someter a los terneros afectados a tratamiento, o bien enviarlos a matadero en el momento de detección de la patología. (Lea: Aprenda a tratar lesiones en músculos de patas traseras de sus vacas)

En el ternero bravo hay que tener en cuenta la finalidad del mismo, ya que podría ser declarado como no apto en el reconocimiento previo a la lidia.

Por lo tanto, cobra vital importancia la prevención de la enfermedad en las explotaciones. En este sentido, y dado que una de las principales causas de esta patología es la falta de movilidad del feto durante gestación, que se ve favorecida por grandes tamaños de los fetos, se recomienda la utilización de semen no procedente de machos de gran tamaño para inseminar las hembras, especialmente en aquellas que sean primíparas.

La importancia de esta malformación también radica en el posible carácter hereditario o infeccioso de la patología y, principalmente, en las pérdidas económicas que supone el nacimiento de animales con esta alteración, ya que su movilidad se ve muy reducida y su tratamiento es lento y supone costos que, a veces, la explotación no está dispuesta a asumir.