Así lo señala el informe “EU Agricultural Outlook for markets, income and environment 2020-2030”, donde se indica que la adopción de estrategias de sostenibilidad en la cadena de valor láctea, así como las diferentes demandas de los consumidores, impulsarán el aumento de la producción lechera en el viejo continente.

Sin embargo, la tasa de crecimiento podría ser más lenta que antes debido a una fuerte reducción del hato lechero que se compensaría con un incremento de la productividad. (Lea: Ya inició la importación de leche en polvo de la Unión Europea)

Para 2030, en Nueva Zelanda el mayor exportador de lácteos a nivel mundial, el crecimiento de la producción de leche será limitado (0,4 % anual), respaldado por rendimientos crecientes.

A pesar del menor ritmo de crecimiento de la producción de leche, el aumento de la grasa y el contenido de sólidos deben ser suficientes para sostener el incremento en el procesamiento. Para ello los principales impulsores son la genética y las estrategias de alimentación.

Además, el crecimiento dependerá de la estructura del ganado lechero en los estados miembros de la UE en expansión y podría variar de año en año, dependiendo de las condiciones climáticas y la asequibilidad a la alimentación. Para 2030, se espera que aumente la disponibilidad de grasa láctea en 0,8 % anual y la de sólidos no grasos en 0,9 %.

Una tendencia creciente en las entregas de leche debe continuar contribuyendo a una mayor consolidación del sector. Así mismo, la demanda de cadenas de suministro cortas y sistemas alimentarios locales apoyarían las ventas directas.