Estos BMF adquieren mayor importancia durante los períodos de sequía o en algunas ocasiones durante las épocas de lluvias severas, proporcionándole al ganadero la posibilidad de mantener -y en no pocas oportunidades- hasta incrementar la productividad del hato. (Lea: 7 acciones a tener en cuenta en el manejo de los bancos forrajeros mixtos)

De acuerdo con el proyecto Ganadería Colombiana Sostenible, uno de los aspectos claves para la selección de los arreglos en los BMF es que se debe preferir sembrar los forrajes de mayor adaptación a las condiciones de cada región, pues de esta manera se puede reducir el riesgo por enfermedades y plagas, obtener mayor productividad y longevidad, y persistencia productiva estable.

Para el establecimiento de los cultivos es indispensable hacer un análisis de suelos físico y químico para determinar la disponibilidad de nutrientes, así como para identificar las limitantes y corregir las deficiencias o excesos.

Dentro de las franjas de árboles forrajeras se puede plantar leguminosas como maní forrajero y el Desmodium ovalifolium, que no se trepan a los árboles, sino que mitigan la incidencia de plantas indeseadas, así como fijan nitrógeno y retinen la humedad. Además son las encargadas de cubren y proteger el suelo de la erosión.