La llegada de la Semana Mayor es un tiempo de reflexión y de regocijo para los cristianos, pero también de descanso para los estudiantes, los profesores y, la mayoría de las veces, los empleados públicos.

 

Los trabajadores del sector privado contarán con el puente largo que inicia el Jueves Santo, mientras que otros tendrán que desempeñar su oficio alguno de los 2 festivos, como en el caso del sector de la salud. (Lea: Vacas y ganaderos sin vacaciones: planee con tiempo las festividades)

 

En cambio, los productores, en especial los lecheros, están obligados a laborar todos los días del año sin excepción alguna. Ni el Viernes Santo, ni el 25 de diciembre ni el primero de enero. Su jornada es la misma y no cambia salvo en contadas excepciones.

 

Esto se debe a que las vacas están acostumbradas a una rutina se habitúan a un horario, porque la repetición de ciertas actividades les genera bienestar. Cuando se altera este orden, pueden generar estrés y bajar su productividad.

 

Asimismo, la leche es un producto perecedero que debe ser entregado y refrigerado en el menor tiempo posible, porque puede arruinarse en cualquier momento. (Lea: Permitir el sueño en las vacas favorece producción de leche)