CONtexto ganadero consultó a Carlos Quiñones, ingeniero agroindustrial de la Universidad del Tolima, que actualmente trabaja en la Fundación Bioagrodes, con la cual ha instalado más de 100 biodigestores en todo el país. (Lea: Biodigestores comienzan a tomar fuerza en Colombia)

 

“Este es un sistema de aprovechamiento de los residuos orgánicos para convertirlos en recursos como gas y fertilizantes. Generalmente se usa el estiércol de vaca, cerdo, gallinas, o cualquier otro animal, así como mieles de café, desechos de restaurante, residuos agropecuarios en general”, señaló.

 

Con este sistema, los productores obtienen gas metano, un compuesto parecido al propano o isopropil, que se puede usar para calentar y cocinar en predios que no tienen suministro de este servicio. Además, los líquidos que resultan de la fermentación se pueden usar como fertilizante.

 

La organización ofrece 3 tipos de biodigestores: geomembrana, tipo campana y plástico de flujo continuo tipo, llamado comúnmente como ‘salchicha’ por su forma tubular, el más demandado. (Lea: Producción de fertilizantes naturales a partir de deyecciones animales)

 

“El tipo salchicha es un modelo plástico tipo tubular, con capacidad de 10 m3. Tiene el mejor rendimiento porque la fermentación se da en forma horizontal, entonces hay un desplazamiento más suave de la materia en un proceso continuo, y los residuos viejos no se mezclan con los nuevos”, indicó.