“El frigorífico no ha tenido un punto de equilibrio en sus gastos por la baja cantidad de animales que entran a sacrificio. Esto se debe a que hay muchas matanzas clandestinas que interfieren con el número de reses que deberían entrar al matadero”, precisó. (Lea: Detrás de cada caso de abigeato hay culpa de todos los sectores)

 

De hecho, manifestó que la gran mayoría de canales que entran al municipio proceden del sacrificio clandestino, lo cual constituye un riesgo para la salud pública de los habitantes.

 

El dirigente gremial ha puesto en conocimiento al alcalde de la gravedad de la situación y ha insistido sobre la necesidad de implementar más controles, tanto en las vías para vigilar la movilización de ganados, como en los expendios de carne.

 

A esto se suma que la gran mayoría de los ganaderos dedicados a la ceba venden sus bovinos para sacrificio a grandes cadenas como Éxito y Sao, que los trasladan a plantas de beneficio de Montería como Frigosinú y devuelven las canales a Magangué. (Lea: Apatía social frente al sacrificio ilegal avala el delito y agrava el problema)