En sus 27 años –que se cumplen el próximo 10 de diciembre fecha en la que se sancionó la Ley 89 de 1993– el Fondo Nacional del Ganado (FNG) ha sido el instrumento del desarrollo de este sector que logra aportarle actualmente el 1.6 % del Producto Interno Bruto nacional.

Al crearse el FNG nació, de manera simultánea, la Cuota de Fomento Ganadero y Lechero. Desde entonces cada productor en el momento de sacrificar sus reses contribuye con el pago de un valor equivalente al 75 % de un salario diario mínimo legal vigente por cada cabeza de ganado, es decir, equivale a $21 mil 945 por cabeza.

En el caso de la leche, el ganadero deberá cubrir igualmente con la contribución de un valor que equivale al 0,75 % del precio de cada litro de leche vendida. (Lea: ¿Qué sucede cuando no se paga la Cuota de Fomento?)

Las dos cuotas citadas son recaudadas en el primer caso, por las plantas de sacrificio o de beneficio animal –como se les llama actualmente– y en el segundo, por las empresas industriales que acopian leche y realizan su pasteurización para después venderla al consumidor final.

Este fondo es administrado por la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegan, el gremio cúpula de este sector de la economía colombiana.