Los autores Cortés Martínez y Olarte Blandón hicieron un compendio de las características de este forraje, incluyendo las metodologías de siembra, fertilización, altura y frecuencia de corte, producción de forraje, calidad nutricional, y su uso en sistemas silvopastoriles.

Explicaron que es una variedad hibrida cuyo fundamento genético es el pasto elefante y que fue introducido a Sudamérica a través de Colombia y Panamá en 1974, procedente de Zimbabue. (Lea: King grass, pasto de corte apetecido por el ganado en el trópico)

La semilla tiene de 10 a 15 % de germinación, aunque se prefiere propagarlo vegetativamente por estacas. Se recomienda usar entre 1,5 y 2 toneladas de material vegetativo por hectárea, así como emplear una semilla entre 80 y 90 días de edad para garantizar una buena calidad.

El terreno se prepara haciendo un pase de arado de disco longitudinalmente a una profundidad de 25 cm y dos pases de romplow (El primero longitudinalmente y el segundo transversalmente a una profundidad de 20 cm); luego se echan los abonos y se procede a la siembra.

Esta inicia con la adición del fertilizante al fondo del surco, y luego se coloca la semilla en hilera donde los tallos se colocan en forma manual con distancias de 0,05 m entre las puntas. Esta forma de siembra asegura un rebrote uniforme. (Blog: Utilización del pasto elefante)

La altura de cosecha está relacionada con el tiempo de crecimiento después del corte e influye sobre la calidad y el rendimiento. Para este pasto, el corte se debe hacer lo más cerca del suelo, a 5 o 10 cm, y debe cortarse cada 35 a 45 en época de lluvias, y hasta 60 días en verano.

En cuanto a producción de forraje, el CIAT en evaluaciones de ganaderos del Valle del Cauca, bajo condiciones de fertilidad y humedad adecuadas, obtuvo una producción de 50-70 t de forraje verde/corte, equivalente a 10-14 t/ha de materia seca mediante cortes cada 45-60 días.