La situación de la ganadería araucana es compleja. La inseguridad, el contrabando y la escasez de vías de acceso son algunos de los obstáculos que deben sortear aquellos que dependen de la actividad pecuaria. A eso se le suma el abandono que dicen sentir los empresarios por parte del Gobierno Nacional, ya que las promesas y ofrecimientos que hacen se quedan en buenas intenciones y no en proyectos concretos. (Lea: Los $8.000 millones que nunca llegaron a Filandia)

 

Una prueba fehaciente de ello se dio en 2014, año en el que la cartera tenía en sus manos un importante presupuesto con el que financiaría el Pacto Nacional por el Agro, por lo que estuvo invitando a los productores de diversas regiones a que presentaran propuestas productivas que fortalecieran el campo.

 

En uno de los recorridos del Ministerio de Agricultura por Arauca, el titular de ese entonces les ofreció a los empresarios pecuarios ayuda para que estructuraran un negocio que les permitiera tener una planta de sacrificio y un centro de diagnóstico bovino. La intención era que ambas propuestas fueran presentadas dentro del Pacto Agrario y desde allí se financiaran.