Cada hectárea de terreno en nuestro territorio pierde anualmente entre 2 y 10 toneladas de suelo según la región y las características del terreno.

 

Así lo manifiesta el IDEAM en su último boletín de 2017 al tiempo que indica que la degradación del suelo quebranta la regulación hídrica y afecta sus ciclos poniendo en peligro el abastecimiento de agua para consumo humano.

 

Igualmente, intensifica la desertificación y dispersa sedimentos en embalses y ríos. (Lea: Las características de nuestros suelos)

 

Según el IDEAM el 40% de los suelos del área continental e insular del país (correspondiente a 45'3 millones de hectáreas), están afectadas por algún grado de erosión, 20% por erosión ligera (22.8 millones de Ha), 16.8% erosión moderada (19.2 mill -Ha) y 2.9% presenta erosión severa y muy severa (3'3 mill -ha).

 

Para el IDEAM ejercen presión sobre la erosión los territorios con conflictos de uso por sobreutilización de los suelos (90,9%), subutilización (80,4%) y por los incendios de la cobertura vegetal (80,9%).