“Cuando ingresamos los animales en buen número y en poca área, se presenta un hábito que modifica el comportamiento animal, en el cual los animales pasan de ser selectivos a volverse voraces, ya que encuentran espacios pequeños  y además perciben la presencia de otros semejantes, lo que los dispone a realizar un pastoreo más intenso”.

 

“Lo anterior hace que los ganados caminen menos para poder consumir la totalidad de las pasturas, y al consumirla en corto tiempo, son pasados a una nueva pastura”. (Lea: Rotar potreros en la tarde es más productivo y rentable)

 

Según Jorge Humberto García, ganadero y experto en nutrición animal, “lo anterior hace que este potrero entre en un periodo de descanso necesario, hasta que vuelva a estar en su mejor momento, para volver a ser ocupado”.

 

“En mi caso personal en la finca El Rancho, se inició un concepto adaptado de pastoreo racional en el que se manejó el ganado en 8 potreros, donde inician en el potrero 8 con pesos promedios de 180 kilos y terminan con pesos de 340 – 350  kilos en el potrero 1”.

 

De acuerdo con García, “después hice la división en 30 potreros para que hubiera menos compactación del suelo. Entonces los animales entran al potrero 1 y pasan diariamente al siguiente potrero, hasta llegar al día 30, y de este último, el lote sale para la venta”.(Lea: Rotación de potreros, herramienta para incrementar la producción