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De la reticulopericarditis a la peritonitis en bovinos

Las vacas no usan sus labios para diferenciar los alimentos muy fibrosos de los objetos metálicos que pueden ingerir en los poteros, como si lo hacen las ovejas y las cabras. 
 
Eso les crea una desventaja pues en los suplementos o en alimentos troceados pueden contener restos de alambre, piezas de las máquinas o clavos.
 
Precisamente el alambre y los clavos son los agentes más comunes de este problema, produciendo lo que los MV denominan como retículo, más conocida como pericarditis traumática. (Lea: ‘Vaca clavada’, un mal que usted debe mantener lejos de su predio)
 
La longitud de los alambres varía desde 5 hasta 15 cm y suelen estar ligeramente doblados o tener curvatura en alguno de sus extremos o clavos de todos los tamaños, lo mismo que agujas hipodérmicas o del tipo utilizado para la extracción de sangre.
 
Muchas vacas sanas desde el punto de vista clínico, tienen en su redecilla objetos metálicos, arena, piedras, grapas de valla, y algo de grava. Estos objetos son ingeridos, pasan a la panza y, en un lapso de 24 a 48 horas, son propulsados hacia la redecilla donde permanecen por gravedad o porque se enredan con la mucosa. Así lo explica el Médico Veterinarios y Zootecnista Ramón Gasque Gómez, en BM Editores SA de CV
 
Los objetos no perforantes frecuentemente incluyen tuercas, pasadores, arandelas y fragmentos cortos de alambre (de menos de 2.5 cm). Estos objetos se pueden encontrar habitualmente en las muestras de rastro. Por consiguiente, en las vacas lecheras se debe prever la exposición a cuerpos extraños metálicos.
 
 
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