Cuando la fisioterapeuta Ángela María Padrón empezó a trabajar en fincas ganaderas para su tesis en ergonomía de fincas ganaderas, no solamente estudió a los trabajadores, también se dio cuenta del particular comportamiento de las vacas.

 

“En la Hacienda Casa de Lata, ellas están por grupos. Cada grupo es una familia y no las revuelven porque ellas tienden a ser compinches y, por el contrario, se caen mal las unas con las otras, incluso se hacen bullying entre ellas mismas”, contó. (Lea: Así se manejan las vacas adultas, pero productivas)

 

Además, para evitar que se estresen, los trabajadores de la finca evitan golpearlas para arriarlas. En cambio, emplean los silbidos o los gritos moderados para indicarles el camino.

 

Un punto importante es conservar el mismo ordeñador u ordeñadora para la misma vaca. Padrón explicó que las trabajadoras trabajan 27 días seguidos y descansan 3 días, para que el animal se acostumbre a la persona y no disminuya su producción.