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Cómo se diagnóstica la reticulopericarditis

Ramón Gasque Gómez MVZ Esp., dice que en vacas con signos evidentes de peritonitis, las úlceras que perforan el cuajar son la principal consideración diferencial. Este tipo de úlceras tiende a causar dolor en el abdomen medioventral, en el lado derecho de la línea media, y generalmente van acompañadas de fiebre. (Lea: De la reticulopericarditis a la peritonitis en bovinos)
 
Si en una vaca que tiene signos de peritonitis ya existe un imán activo, la ulceración del cuajar es más probable que la enfermedad.
 
Durante el examen físico se debe usar una brújula para detectar la presencia de un imán activo en la redecilla. La brújula se desliza lentamente sobre la pared torácica izquierda hasta situarla por detrás del codo y una desviación de 60 a 90° de la aguja de la brújula indica la presencia de un imán potente en el interior de la redecilla.
 
En vacas con temperatura rectal normal, la enfermedad se debe diferenciar de la indigestión y de la cetosis. Esta diferenciación se puede hacer con base a la ausencia de dolor abdominal en los pacientes con indigestión o con cetosis, y con base a la hipomotilidad de la panza y a la negatividad de la prueba de las cetonas en la orina en los pacientes con la enfermedad.
 
Una vaca afectada con una enfermedad musculo esquelética difusa (poliartritis, laminitis, dolor de dorso, etcétera), podría confundirse con una que tuviese la enfermedad por la postura arqueada, por la pérdida de peso, por la anorexia y por la disminución de la producción. No obstante, el examen físico debe diferenciar el diagnóstico.
 
 
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