Los productores rurales son quienes más sufren con la variabilidad climática del país. Al principio de año el fenómeno de El Niño causó estragos en varias regiones por cuenta del verano. Los afluentes se secaron y el alimento para los semovientes escaseó, lo que generó enormes incrementos en los costos de los concentrados y dificultad para conseguirlos. 

 

Por esa razón, el Gobierno entregó miles de toneladas de silos en las zonas más afectadas, ayudas que se quedaron cortas ante la magnitud de los daños ocasionados por la sequía. Eso llevó a que muchos productores optaran por vender sus semovientes o darles el alimento mínimo para mantenerlos mientras mejoraba el estado del tiempo. (Lea: 5 molestias de los ganaderos a la hora de pedir ayudas del Gobierno)

 

Sin embargo, durante el mes de noviembre las condiciones climáticas han dado un vuelco total en departamentos como Antioquia, Cundinamarca, Risaralda e incluso La Guajira, en donde las precipitaciones son permanentes, por lo que las inundaciones y deslizamientos están a la orden del día.