El pasado abril, el jefe de la cartera agropecuaria, Aurelio Iragorri Valencia, afirmó en una reunión con los representantes de los comités y asociaciones de ganaderos del país que ellos serían los encargados de ejecutar el Ciclo de Vacunación contra fiebre aftosa y brucelosis.

 

El ministro tomó esa decisión a pesar de que la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, había adelantado esa gestión con sobresalientes resultados que le permitieron al país ser declarado libre de fiebre aftosa en 2009. (Lea: La verdad sobre las cuentas de la vacuna en Fedegán)

 

En aquella ocasión, el titular de la cartera sostuvo que el precio por cada vacuna sería de $910 y que el comité o la asociación ejecutora ganarían $100 por dosis, en lugar de los $80 que percibían antes. Según Iragorri, esto se hizo con el fin de fortalecer la asociatividad y mejorar las condiciones económicas de sus miembros.

 

No obstante, como muchos anuncios del funcionario, este incremento no fue tan cierto ni efectivo como pretendió hacerlo ver en su momento. De hecho, como la gran mayoría de acciones que ha hecho el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos en el último año, el único perjudicado ha sido el sector ganadero.