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Todas las formas de lucha

En 1930, Gandhi afirmaba que "Son muchas razones por la independencia en que estoy dispuesto a morir y ninguna por la que estaría dispuesto a matar", para significar que los fines y los medios no son separables. Esa sentencia, que le dio una dimensión moral a la confrontación política, está siendo desoída en nuestro país, donde lo que está a la orden del día es la justificación de los medios sin ningún miramiento ético, para alcanzar el fin de la reelección a toda costa.

La estrategia del miedo. La invitación de Santos no es a votar por la paz sino por el miedo a la violencia, porque en La Habana se negocia bajo la amenaza extorsiva de continuar atacando a la sociedad y al Estado, si los acuerdos no atienden las exigencias de las Farc. El Gobierno aceptó que mientras hablan de paz, no abandonen el despojo, el narcotráfico ni el terrorismo. Mientras dicen defender al pueblo, no tengan reato en utilizar una escuela rural para esconder cilindros con más de media tonelada de explosivos amenazando a niños campesinos.

La promesa irresponsable. “El paro (agrario) era incómodo para el Gobierno en vísperas de elecciones, y para aislar hábilmente a las ‘dignidades’ —como se hizo— fue reconocerle (sic) personería negociadora a una Mesa Unificada de la Unión Patriótica (...) Lo que puede llegar a pagarse con esta fórmula para desactivar el paro es potencialmente gigantesco”. No son palabras mías, sino del exministro estrella, Juan Camilo Restrepo. Sobran los comentarios.

La entrega de principios. Hasta hace ocho días la evaluación a los docentes, en palabras de la ministra de Educación, era un ‘inamovible’ dentro de las negociaciones para levantar el paro de maestros, por su importancia para mejorar la calidad de la educación. Pero muy pronto esa importancia pasó a segundo plano y el inamovible dejó de serlo para desactivar otro paro incómodo.

La feria del presupuesto. Detrás de la solución al paro de maestros no estuvo solo la oferta de rehacer la evaluación al acomodo de Fecode, sino una bolsa de $200.000 millones para nivelación salarial, que la ministra ofreció de aplicación inmediata, porque el paro en día de elecciones era inaceptable. Igual, $200.000 millones son unos pesos más frente a la mermelada billonaria.

La manipulación de medios. De asqueroso calificó Juan Gossaín el manejo de los medios, privilegiando el escándalo en desmedro de las propuestas y buscando la conveniencia calculada de su candidato. Y todos sabemos que los grandes medios, por afinidad ideológica o por la mezquina reciprocidad de la pauta, se han puesto al lado de la reelección. “A lo que le hace daño al adversario hay que darle ocho columnas o tiempo triple A”, es la estrategia que condena Gossaín, y que le han aplicado con sevicia a Óscar Iván Zuluaga.

La estrategia del engaño. Es la infiltración ilegal que le costó el puesto a Nixon en 1974. Es la manipulación fraudulenta de videos que aparecen con sospechosa oportunidad en los medios en que deben aparecer —como el dirigido por su propio sobrino—, prestos a alimentar el complot al servicio de la candidatura Santos.
Es la combinación de las formas de lucha. Todo al servicio del candidato: presupuesto, medios, información privilegiada y publicidad institucional. Es la opacidad de las negociaciones, la confusión, la trampa y el apoyo de La Habana con tregua incluida. Pero el votante sabrá poner cada cosa en su lugar. Así Gandhi derrotó al imperio inglés.
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