El problema es que el gobierno dijo que pagarían dichas reses una semana después del fusil y todavía eso no ha sucedido. Además, van a pagar a precio de subasta, pero tenemos el problema de la disparidad de edad en el ganado que se sacrificó. “Habían terneros, novillas, vacas adultas, ganado macho, entre otros, que valen más que el precio que pretenden cubrir. Mientras hay ganado de $4 millones por cabeza, el gobierno quiere pagar $1.800.000 o $2 millones, que es el precio de subasta”.

 

Igual sucede con el ganado lechero. El Gobierno no paga genética. El valor de una vaca lechera es superior a lo que están ofreciendo. “No se puede pagar solamente ese precio porque hay diferencias grandes entre uno y otro ganado. Tenemos casos de Brangus pura sangre que pueden valer $6 millones por cabeza, por lo tanto el precio no les conviene”, dijo Sarmiento.